El que llegaba más lejos

El que llegaba más lejos.
Por Sara Facio
La primera vez que me trajo sus trabajos me pareció un artista original. Era uno de los pocos que se arriesgaba a experimentar y hacer intervenciones en las fotografías. Carlos hacía goma bicromatada y cosas en color cuyo resultado parecían grabados, era muy interesante. Había otros fotógrafos que experimentaban en esa época, pero él llegaba más lejos, era el mejor. En esa época, entre el ‘90 y el ‘95, se perfilaba como alguien con mucho entusiasmo y posibilidades y con una base muy sólida. Lo que él hacía tenía contenido, no era sólo una superficie bellamente trabajada. Pero no tenía mucha obra, tampoco tuvo tiempo, y en esa época el manejo que los artistas hacían del mercado era muy diferente, tenían menos exposición. Después de la muestra de 1990 en la Fotogalería del San Martín, donde lo lanzamos, seguimos manteniendo un vínculo y una simpatía profesional fuerte. Me gustaba mucho como persona, me parecía muy auténtico y cariñoso. Me venía a ver de vez en cuando, con su hijo, y que estuviera tanto con la familia era algo que también me gustaba mucho, era un gesto poco habitual en un hombre argentino.

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